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Evo Morales, el ex presidente boliviano, ha lanzado un mensaje claro y directo este martes: ¡No se rinde! A pesar de quedar excluido de las elecciones presidenciales de agosto, Morales sigue firme en su intención de participar en el proceso electoral. Su intento de inscribirse como candidato de un partido sin personería jurídica falló, pero él no se da por vencido.

En una entrevista telefónica con radio Panamericana, Morales expresó su determinación: “Ha habido una persecución a los partidos que quieren ir conmigo… La batalla no está perdida, vamos a dar batalla social y batalla legal. Vamos a ir a las movilizaciones”. Aunque no ha sido visto en público desde octubre, su delegada Wilma Alanoca intentó registrar su candidatura en el Tribunal Supremo Electoral (TSE), sin embargo, no logró ingresar al edificio antes de que venciera el plazo de inscripción a medianoche del lunes.

Morales llamó a un “gran reencuentro nacional” y convocó a todos los que creen en una Bolivia con justicia social a unirse para defender el “Proceso de Cambio que nació del pueblo y para el pueblo”. A pesar de sus esfuerzos, el vocal del TSE, Tahuichi Tahuichi, confirmó que Morales está excluido de la contienda electoral al no contar con un partido político vigente. Aún así, Morales insiste en denunciar un complot, acusando a su sucesor, el presidente Luis Arce, de orquestar un plan para excluirlo del proceso.

En medio de la crisis del Movimiento al Socialismo (MAS), partido que ha gobernado Bolivia durante casi dos décadas, la lucha interna entre Morales y Arce ha debilitado la hegemonía del partido. Arce renunció a la reelección y apoyó a su exministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, como candidato. Esta división interna ha llevado al MAS a no partir como favorito para ganar las elecciones por primera vez en 19 años.

La situación se torna cada vez más compleja para Morales, quien se mantiene firme en su postura a pesar de los obstáculos legales que enfrenta. Aunque las autoridades han advertido sobre posibles consecuencias si decide abandonar su bastión en el Chapare, Morales sigue adelante con su objetivo de participar en las elecciones presidenciales. La incertidumbre y la tensión política en Bolivia continúan en aumento, mientras el país se prepara para un proceso electoral lleno de desafíos.