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En la Edad Media, el concepto de amor abarcaba una amplia gama de definiciones. Desde una perspectiva religiosa, el amor se asociaba con la voluntad, la caridad y la entrega al prójimo, valores que se reflejaban en textos bíblicos y literatura moralizante. Sin embargo, el amor también era visto como una pasión, conocida como "eros", que surgía de la idealización de la persona amada.

Un tratado científico del siglo XII

En el siglo XII, Andreas Capellanus escribió "De amore", un tratado científico y práctico que delineaba las normas a seguir en las relaciones amorosas de la época. Capellanus definía el amor como una pasión innata surgida de la contemplación de la belleza y el excesivo pensamiento sobre la forma de la persona amada. Clasificaba el amor en diversas categorías, como el amor verdadero, el amor vulgar, el amor imposible y el amor deshonesto, condenando este último por ser contrario a los principios morales.

La influencia en la literatura medieval y la medicina

El libro de Capellanus tuvo un impacto significativo en la literatura medieval, la medicina y la sociedad en general. Se estableció la idea de que el amor era una enfermedad, basada en la teoría de los cuatro humores corporales. Según esta teoría, la salud dependía del equilibrio de los humores: sangre, flema, bilis negra y bilis amarilla.

Los médicos de la época, como Constantino el Africano y Bernardo De Gordonio, relacionaron el exceso de bilis negra con el mal de amor. Se creía que el amor de una mujer podía llevar a la muerte del amante, ya que el exceso de bilis negra afectaba al cerebro, provocando pensamientos intensos y preocupaciones incontrolables en el amante. Esta condición, conocida como "amor hereos" o "aegritudo amoris", se consideraba una enfermedad que podía desencadenar una serie de síntomas físicos y emocionales.

La enfermedad del amor en la literatura

El concepto de amor como enfermedad era una constante en los textos literarios de la época. Autores como Lucrecio, Garcilaso de la Vega, el Arcipreste de Hita, el Arcipreste de Talavera, Diego de San Pedro, Miguel de Cervantes y Joanot Martorell exploraron la idea del amor como una condición que podía llevar a la locura y la muerte. Personajes como Leriano, Calisto, Don Quijote y Tirant padecían el "mal de amar", manifestando síntomas como falta de apetito, insomnio, tristeza y obsesión amorosa.

La cura para el mal del amor

Para tratar la enfermedad del amor, se recomendaba una combinación de dieta y disciplina moral. La dieta prescrita incluía evitar alimentos como vino, carne roja, leche, huevos, legumbres y alimentos de color rojo, ya que se creía que estimulaban el deseo sexual. En su lugar, se recomendaba consumir carne blanca, pescado y agua o vinagre. Además, se aconsejaba a los enfermos de amor controlar sus impulsos carnales y someter su voluntad a través de métodos como aplicar una plancha de hierro frío en los riñones o dormir en una almohada con ortigas.

En conclusión, la visión del amor como una enfermedad en la Edad Media reflejaba las creencias y prácticas de la época, donde el equilibrio entre cuerpo y alma era fundamental para la armonía y la salud. El amor hereos, además de causar problemas físicos, también podía tener consecuencias espirituales, lo que llevaba a la necesidad de una vida virtuosa y alejada de la pasión desmedida para evitar males mayores.

En resumen, la concepción histórica del amor como enfermedad en la Edad Media revela cómo las creencias y prácticas de la época influían en la percepción y tratamiento de las emociones humanas.